Granada-Lorca, dos tierras unidas por el terremoto del 11 de mayo. El ideal.

Casi un mes después del terremoto del 11 de mayo, el pueblo sigue agradeciendo todo tipo de ayudas, como la de Manuel y Jorge, los dos únicos granadinos inscritos en el Centro
de Voluntarios del municipio 04.06.11 – 17:44 – JOSÉ E. CABRERO Y DIEGO QUERO  | GRANADA
Lorca, 25 días después del terremoto, sigue buscando
cómplices. Pese a que Granada se volcó desde el primer día en la
reconstrucción del municipio (bomberos, arquitectos, personal
sanitario), el improvisado Centro de Voluntarios sólo ha recibido a dos
granadinos de ‘la calle’, como usted y como yo. Dos jóvenes que, sin
querer, se han convertido en nuestros embajadores: Manuel Jesús Amate y Jorge Aguilera.
1.- Trabajo para todos
«Quise venir a Lorca porque un amigo íntimo es de aquí. Me sentí muy identificado con ellos y creí que podía ayudar», explica Manuel. Acto seguido le propuso a Jorge unirse a la aventura, algo que no dudó «ni por un segundo». Dos semanas después de aquél viaje, Manuel y Jorge recorren sus propios pasos por la devastada ciudad de Lorca para
contarnos lo que vieron, lo que sintieron y lo que aún podemos hacer.
2.- Campamento de refugiados
Bajo la lona de una gran tienda de campaña, Hristo juega con con sus amigos al ordenador. Él tampoco olvidará el terremoto del once de mayo, «es lo que tiene celebrar tu cumpleaños el mismo día», bromea. Cuando Manuel y Jorge llegaron al campamento de refugiados de Lorca, el niño fue el primero que se les acercó para enseñarles cómo hacía unos nudos. Varias lazadas después, ya eran amigos. Sentado junto a Hristo, Manuel vuelve a sus recuerdos: «Llegamos a servir 700 cenas para todos los que vivían aquí. Creo que ya quedan unas 200 personas, todos inmigrantes, que son los que no han podido salir. El resto tienen amigos, otras casas, otros medios…»
3.- Zona Cero: Barrio de La Viña
Y, si el campamento es la consecuencia, el barrio de La Viña, la Zona Cero del seísmo, es el lagrimal. «Aquí sientes el dolor de la gente -detalla Jorge-. Cuando los vecinos pasan por aquí y te ven con el chaleco de ‘voluntario’ se paran contigo y te hacen partícipe de su historia: ¿te imaginas lo que es ver tu casa y no poder entrar, saber
que la van a derrumbar, ver tus cosas desperdigadas por el suelo bajo piedras? Es una tragedia brutal».
4.- Carmen: «Si no lo has vivido…»
Carmen Espinosa, granadina afincada en Lorca, relata cómo hace menos de un mes la tierra crujió bajo sus pies y cómo, aún hoy, recuerda «el caos, los llantos, los gritos» que llegaron después de «un sonido muy sordo».
Lorca no parecía un mal sitio, un lugar donde empezar para seguir acumulando experiencia y aprender. Allí fue donde Carmen empezó a construir su vida en el mes de enero, gracias a una oferta de trabajo. Aunque ella reconoce que «no hay nada como Granada», Lorca le permitió, como a muchas otras personas que llegan hasta allí desde otros lugares, tener una oportunidad laboral que se viste de premio en
tiempos de crisis económica.»Llegar a Lorca fue casualidad, nunca había pensado vivir
allí, vi la oferta de trabajo y no me lo pensé demasiado», explica Carmen. Puede que por añoranza de Granada, eligió para vivir el casco histórico de la ciudad, con casas antiguas y señoriales y con techos de vigas de madera. La fortuna o el azar quisieron que Carmen no estuviera en esa casa el 11 de mayo, ya que un mes antes se había cambiado a un piso en mejor estado y al que no le pesaban los años. Hoy, parte del
casco histórico de Lorca se sostiene con dificultad, entre puntales amarillos y puntos rojos, y Carmen reconoce que tuvo mucha suerte de cambiarse de casa antes del terremoto.
5.- 900 11 78 16
Manuel y Jorge pasaron 48 horas en Lorca y el cariño que desprenden los lorquinos por ellos es abrumador. 25 días después de la tragedia aún se necesita gente. Cristian y Óscar, los jefes de la plataforma de voluntarios, subrayan que “la primera semana estaba todo el mundo volcado, después, como es normal, se ha aflojado algo. Y, aunque gestionar a grandes grupos es más complicado, todas las ayudas particulares, de gente de la calle, se reciben con los brazos abiertos”.

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